Cantarla, bailarla, componerla, escucharla, sentirla y vivirla, son algunas de las acciones que todos los seres humanos llevan a cabo mientras escuchan música. Algunos se dejan llevar por sus letras románticas y otros por sus ritmos de fiesta que invitan a permanecer activos gran parte de la jornada. Nadie se escapa de elegir el tipo de melodía con el que más se siente identificado.
Desde los primeros días de vida, los sonidos enseñan y permiten identificar lugares, objetos, aspectos que son desconocidos y ayudan a entender la vida desde diferentes dimensiones. La música estimula la inteligencia, desarrolla la creatividad, mejora el lenguaje y crea personas sociables.
Los jóvenes y adolescentes son atraídos por los ritmos que están de moda y que les permite tener un comportamiento libre y autónomo.
El ideal sería que la música les aportara a su desarrollo y les permitiera aprovecharla para lograr objetivos y metas en la vida.
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